Latido

Tal vez no sé gritar
sin levantar la voz y grito
como haría cualquiera:
hinchando los pulmones y arañando
con aliento la garganta.
Tal vez es imposible
callarme
              por más tiempo
                                      tu nombre
y ya no sé tampoco
cubrirte de tinieblas.
Tal vez,
no se pueda escuchar
a un corazón
                    que late
sólo a veces,
                    que se para
cuando le falta el aire porque tú no respiras
y no llega la sangre a las arterias
y yo me paralizo,
aguardo tu regreso
en ese despertar casi estertóreo
cuando abarcas todo el aire necesario.
Y vuelve, aunque no hayas notado su ausencia,
mi latido.


©Santiago Pérez Merlo

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