Encargo

Me pides un poema: “de madurez -dices-
ahora que rebasas por uno los cincuenta”.
Y nunca supe 
escribir por encargo;  mucho menos 
hablarme sólo a mí (aunque siempre lo haga) 
o dedicarme un panegírico o una elegía. 
Pero me lo has pedido y no soy capaz 
de negarte el capricho porque sé que pasaste 
por encima de miedos,
de pasados perdidos y de futuro 
incierto de nuevo para ir a prendarte
-diría enamorarte, pero pesa mucho el verbo-
de un poeta. 

(Qué tremendo error has cometido).

Fantasmas

Tienen razón los niños. No te alejes, no 

apagues la luz, no me sueltes la mano, 

léeme otro cuento u otro poema.


Es cuando te quedas

a solas

a oscuras 

sin abrazo

en silencio

cuando los fantasmas salen

de debajo de la cama,

del armario,

del tiempo que pasó 

para no dejarte soñar.

Multiverso

Por supuesto que tenemos un pasado,

pero no lo remuevas porque entonces 

el pasado se convierte en presente,

pierde su razón de ser y al mismo tiempo

es capaz de jugar con el futuro, provocar 

un colapso en la línea de la historia 

y evitar por ejemplo que te invite a café 

o te lleve a pasear o a algún museo o

que te quedes a dormir en esta misma cama 

en lugar de en cualquier otra dimensión.

Yo necesito que las cosas ocurran

aquí y ahora a ser posible en esta galaxia…

Estoy ya muy mayor para entender multiversos 

que no pueda escribir en un poema.

Canción dedicada

Exactamente a la misma hora

una botella que lleva una carta de amor 

deja la playa, 

un avión con un adiós en sus bodegas 

surca el cielo 

y una canción dedicada como antes en la radio 

saluda la mañana.

Es necesario insistir en que es

exactamente a la vez y sin embargo: 

la botella es futuro de amor 

que no es ahora,

el adiós -como una lluvia borgiana-

sucede en el pasado

y sólo la canción se escucha 

en este efímero presente de domingo.


Lo que no es música, 

lo que no te haga bailar

es ruido.