Y después del túnel,
otro túnel sin luz.
No hay claraboyas
ni, mucho menos, un resplandor
que te llame a lo lejos
(¿será buena o mala señal?).
Y no puedes dejar de caminar,
no puedes detenerte,
hay que seguir, pero
¿hacia dónde en esta oscuridad?
¿Cómo evitar la angustia?
Cerrar los ojos y soñar:
ahí está la luz que no sabes
cuándo volverás a ver.
Palabras
Las veo acercarse:
silencio, humo, ceniza,
fantasma, camino, amor,
soledad, bosque, mar,
piedra, espejo, pozo...
Revolotean unas como mariposas,
otras como avispas.
Ya no las persigo.
Ya no las odio.
Las dejo ser a mi alrededor:
que sean ellas mismas
-si es lo que quieren-
quienes escriban el poema.
El mío es este silencio.
Y un leve batir de alas.
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