(más) Nudos

Se enreda como los hilos 

en los dedos inexpertos

de la niña que aprende a tejer 

imitando a su abuela;

como las cadenas y los abalorios 

que llevamos al cuello 

en las noches de sudor y pesadillas.

 

Hacen falta dedos 

experimentados u oficio de orfebre 

y, aún así, cuántas veces el nudo

no se deshace, al contrario: 

se estrangula y se aferra a sí mismo

y nos ahoga…


Y hay que cortar o aprender 

a vivir ennudeciendo.

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