Cosas que no entiendo

La crueldad, la violencia.

La política, la macroeconomía. 

Las lágrimas de un niño 

en brazos de sus padres.

La violación, el racismo.

El odio, el desamor.

Las fotos “selfie” 

de las redes sociales. 

Los poemas fingidos 

que no contienen nada de verdad. 

Los “posts” y los “tweets”

a todas horas. 

Las novelas de amor 

que no tienen sentimientos. 

Los cuadros abstractos. 

Los tú sí pero yo no. 

Los gritos, el silencio.


En realidad,

creo que no entiendo nada. 

Ni falta que me hace.

Elipsis

Hay muchas formas de decir te quiero:
un billete de avión,
una foto en una librería 
o en un dormitorio, 
un ramo de flores…
Un buenos días, 
un cómo estás;
y cómo tus padres,
cómo tus hijos;
¿qué te ha dicho el médico?
Qué tal el perro, el gato;
tengo ganas de verte,
quiero follar contigo;
me ha encantado tu último poema;
me gusta que me llames 
y que no me llames…

Y podría seguir 
hasta el infinito.
Pero, a veces,
es mucho más sencillo pronunciar
un simple -y complicado-
te quiero con todas sus letras. 

Noche

Le tengo miedo a la noche
no por la negrura 
ni por el silencio.
Ella revela 
lo que la luz engañosa del día 
no me deja ver.
Y me abre los ojos y me muestra
lo que nadie más ve
porque les ciega el sol.
Y me grita. 
Esa es la luz oscura 
y el chillido 
que dan miedo. 

Pirata


Saludo a la noche
 
y saludo al día 
porque no distingo 
la luna del sol. 
Digo hola al mar 
y adiós a la tierra firme 
del continente y de las islas,
como un pirata 
al que corsarios de agua dulce,
protegidos por no se sabe qué 
divina majestad
acusan de latrocinio
con el aplauso del pueblo engañado. 
No sé de qué puerto zarpo
ni a cuál llegaré 
si otra tormenta no acaba con mi bajel. 
Pero veo el océano 
y un sol poniente naranja. 

Animalario

Desunce el yugo de los bueyes mansos,
pues su cuello es el tuyo. 
Haz que las ovejas 
que cuentas para dormir
salten de dentro a fuera del redil: 
no son borregos. 
Quítale al halcón la caperuza 
y libéralo 
de su labor de cetrero. 
Corre con los lobos 
y con los osos pardos 
hacia la libertad del bosque.
Deja al delfín que ayude cuando quiera, 
no cuando lo necesitas. 
No dejes que te enreden en su pesca
los saqueadores del mar
que sólo entienden de poner anzuelos.