Significados

En ocasiones las palabras
se retuercen.
Donde dice “compañía”,
se escucha “soledad”. 
Y viceversa. 
Pronunciamos a veces 
un “te quiero”
que no significa nada:
entrada vacía en el diccionario.
¿Cuántas veces el “silencio”
es solamente “ruido”?
“Adiós” puede leerse como 
“muero por volver a verte”.
“Nostalgia” o “melancolía”
pueden querer decir “olvido”.
Y “rencor”, “rabia”, “desprecio”...
¿cuántas veces no dicen “amor”?

Caminos

El camino de la soledad
no es un desierto, 
ni un bosque brumoso al amanecer.
El camino de la soledad
es una calle atestada de gente 
con la que nos topamos en la vida.
Con la gran mayoría de ellos,
apenas si cruzamos un saludo,
una sonrisa... quizás un empujón.
Con algunos, por suerte,
compartimos un beso, una caricia.
Con los menos, nos paramos un tiempo
y dejan acaso un buen recuerdo, una huella;
o un dolor. 

Y al final, en medio del bullicio,
sólo queda el silencio: 
el silencio es el triste bastón que acompaña
el camino de la soledad. 

Cuento

El triste viejo con alma de niño,
el alegre niño con alma de viejo
apretaban los ojos
si miraban al sol o a la luz 
de una mísera bombilla;
se tapaban los oídos 
si escuchaban el estruendo
de un trueno, de un cohete de feria...

Pero ninguno de ellos, 
ni el más viejo ni el más niño,
podía defenderse 
ni de la oscuridad 
ni del silencio. 

Reflejo

Lo que ves en el espejo
no eres tú: 
es una imagen muerta que no existe
a menos que haya alguien vivo
al otro lado.

O tal vez no:
tal vez somos los muertos
quienes en realidad 
vivimos a este lado del espejo.
Aunque no lo sepamos.

(Des)control

No pido controlar 
las mareas, ni los ciclos de la luna.
No pretendo predecir
si el viento soplará 
del este o del oeste.
Escapan de mi saber
los recovecos de la burocracia,
los flujos de la Bolsa, 
los cambios de gobierno.
Imposible saber 
el futuro de mis hijos.
Ni tus sueños, tus anhelos:
los vaivenes de tu corazón,
tus pensamientos escondidos.
Ni siquiera soy el dueño
de mi insomnio o de mis pesadillas.
Pero ¿se puede vivir 
sólo en este eterno
dejarse llevar? 

Lejos

Lejos de todo. Lejos
de ti y de mí mismo.
Lejos de las obligaciones
y de los contratiempos.
Pero lejos también de la alegría.
Lejos del optimismo 
y de la magia.
Lejos de la tristeza.

Cerca, sólo, soledad. 

Latido

Yo no soy una piedra. 
Ni una baldosa en medio de la calle.
Yo no soy una jaula. 
Nunca supe hacer nidos.
No soy ninguna espiga.
No soy una araña. Ni su red.
No soy un sello viejo
debajo de una lupa.
Soy, demasiado a menudo,
sólo un trozo de carne con ojos.
Pero bajo esa carne,
demasiado a menudo,
sigue latiendo 
un pequeño corazón. 

Medidas

La distancia no se mide 
en kilómetros ni en metros.
El tiempo no se mide 
ni en segundos, ni en horas 
o días, meses, semanas.
El hambre, la sed, la nostalgia...
no tienen unidades de medida.
¿Y al amor? 
¿Quién se atreve a medirlo?

Pues basta abrir los ojos, los oídos 
y escuchar cómo late un corazón. 
Lo malo es la sordera 
que acompaña al miedo. 

Leyendo

De repente, Kafka se difumina.
Marcel Proust muere en Guermantes.
Los poemas de todos los poetas
de la historia
son volutas bailando sobre el mar. 
Las novelas se han evaporado
en el viento del oeste. 
Todas las bibliotecas han ardido
y no queda una gota de tinta,
ni un teclado: nada. 

Y justo ante mis ojos
se abre el paraíso... de la vida. 

Presencias

Como un espectro o más bien 
como un holograma:
no soy yo éste que veis aquí.
Es tan sólo el reflejo de un hombre.
La imagen que el espejo devuelve
no es el cuerpo real. 
Así yo, busco una corporeidad 
que perdí en no sé qué recodo
de no sé qué camino...
No eran míos los mapas.
(¿Qué estoy haciendo aquí?)

Mientras tanto deambula entre vosotros 
alguien que se parece a mí.
Y ya nunca sabréis si alguna vez 
he vuelto 
o si soy solamente 
uno de tantos muertos más 
entre los vivos.