Jamás obligué a alguien
a estar donde no quiso.
Siempre tuve las puertas abiertas.
Nunca pedí a nadie nada
que yo mismo no pudiera dar.
Seguramente he dado
todo cuanto he podido.
Seguramente, a veces, haya sido insuficiente.
Seguramente, a veces, haya sido de más.
Pero es lo que soy:
sin rima, sin embustes y sin trampantojos.
Seguramente, el error sea mío.
Pero se me hizo tarde para morir joven.
Se me hizo tarde la noche
para cambiar el color
de otro amanecer.