Por supuesto que sé
cuál es el destino de la nave
que con tanta impericia piloto.
Por supuesto que sé
que ese faro
quiere ponerme a salvo
de rocas y mareas.
¿Pero qué ocurre si yo quiero
mirarlo fijamente,
que me ciegue su luz si es preciso?
Y que sea el oleaje,
sin sextantes ni timones,
quien decida mi final.
quien decida mi final.
Casi siempre el final,lo decide el oleaje...y así es mejor..dejar al imprevisto que actue..Un precioso poema Sr.Merlo
ResponderEliminarNo se si “‘mejor”... pero a veces sí parece inevitable... Muchas gracias, Sra. Diez.
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