Poesía (final)

Tú me diste y tú me quitaste
las ganas de escribir.
Tú me mostraste tu lado seductor,
lisonjera dama de compañía 
en noches de soledad,
y me acunaste con tus brazos de aire. 
Después me ninguneaste:
tachaste sin consideración 
cada uno de los versos escritos y leídos 
y dejaste de vigilar el trazo de mi lápiz 
sobre la cara oculta de la marea.
No te gustó mi verdad: es más fácil 
la mentira agradable a los oídos.

Muérete, pues, en los brazos 
de quienes te susurren, 
aunque sean soplido sus palabras…
Y deja que yo siga con mi grito
viviendo mi prosaica vida de bufón. 

4 comentarios:

  1. Un poema de la desesperanza...ese inútil sentimiento que juega siempre con quien ama...pero que no siempre acierta...Un poema para releer muchas veces...un maravilloso poema...Gracias por regalarnos al mundo.

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    1. Quizá la “desesperanza” sólo sea el comienzo de otra esperanza…
      Gracias a usted por leer. Y por su mirada.

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