La fiebre

Te acurrucas junto a mí de madrugada
-tienes los pies helados y tiritas-
y me hago el dormido para que tú no notes
que yo ya estoy alerta,
pendiente de mi cría como una leona
-los machos son muy suyos y prefiero
dejar en la mesilla la melena en las noches así-.
Te levantas con fiebre, mucha fiebre,
como estaba temiendo
y sólo balbuceas
"me duele todo,
quédate aquí, a mi lado".
Claro que sí, Aitana,

no me pienso mover de los pies de la cama.

©Santiago Pérez Merlo

2 comentarios:

  1. Que bonito. Cuanta ternura!!! Una hija puede inspirar los poemas mas bellos...Aplausos, aplausos, aplausos...

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  2. Un padrazo...un poeta...Grande en todas sus facetas.Muy tierno y hermoso..!

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