vacío del copiloto
y me tumbo a tu lado
en el hueco vacío de la cama.
A veces, tomo café
en la taza vacía
que no has colocado
junto al plato vacío
que no luce en la mesa
junto al tuyo.
Me siento en el sofá
en el hueco
vacío que queda
más allá de tus pies
y he llegado a lavarme los dientes
frente al espejo (vacío)
mientras tú te duchas.
Tú me hablas de planos paralelos,
realidades distintas y complejas
que se superponen
y en las que estamos juntos…
Y yo trato de llenar
con ese pensamiento
mi vacío.
©Santiago Pérez Merlo
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