y sin embargo a veces, como un niño impaciente,
intento adivinar o que me cuenten cómo
el cuento se termina.
¿A quién se comió el lobo
si es un pobre animal de pelo gris
que se arrastra solo por el bosque vacío?
¿Cuántas muchachas vivían en el reino
que el pobre príncipe se hartó de oler a pies
y suspira aburrido en el Salón del Trono?
¿Qué Alicia es más real? ¿La que vive
con su hermana o la que sueña
con un gato invisible? ¿O es tal vez al revés?
¿Escaparon por fin los tres cerditos
del fantasma del desahucio?
Ya leí todos los cuentos y olvidé
casi todos los finales.
Ya me hice mayor y he aprendido
que sólo hay un relato
que merezca la pena continuar
porque toda buena historia
casi todos los finales.
Ya me hice mayor y he aprendido
que sólo hay un relato
que merezca la pena continuar
porque toda buena historia
es siempre una historia interminable.
©Santiago Pérez Merlo
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