Olvida

Olvida que soy yo
quien ha escrito este poema.
Olvida que es el tuyo
el corazón que late
por debajo de estos versos.
Olvida que las manos
que escriben son las tuyas
(tan dueñas de las mías),
que los ojos que leen
tienen puestas tus gafas.
Lee como si leyeras
la carta de un extraño,
el mensaje del náufrago
que murió ya hace años sin que nadie
conociera su isla...
Y arrojémoslo al fuego,
que es el mejor destino

de un poema.

©Santiago Pérez Merlo

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