Laberinto

Me metí en el laberinto y siento
como si algo de mí
permaneciera fuera. He soltado
el hilo de Ariadna
pero algo me mantiene
atado al exterior.
No me pierdo.
No me encuentro tampoco.
Camino
             con
                   paso 
                           inseguro
pero firme,
dejándome llevar, no necesito
encontrar la salida.
Es verdad, no me da miedo
permanecer aquí
el tiempo que haga falta:
los arbustos son verdes y dan sombra
y calor al mismo tiempo.
Además, estoy dentro pero fuera a la vez
-es tan extraño-.
Quizás, una vez más, el laberinto
estaba sólo dentro del espejo.

©Santiago Pérez Merlo

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