del miedo echar raíces,
retorcerse horadando en forma de eufemismo
(prudencia, precaución, tal vez mañana... ).
Por encima sus ramas echan hojas
de culpa, decepción, no puedo hacerlo.
Anidan cuervos y murciélagos
penden bocabajo protegiendo a sus crías
en las alas cerradas.
Un carpintero pica la corteza de hierro
y levanta pequeñas astillas.
Pero nunca derribará el tronco:
tendrá que conformarse con vivir en él
en extraña simbiosis.
©Santiago Pérez Merlo
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