Sigo oyendo esa voz
que me dice lo que tengo que hacer
y lo que no.
Que me canta canciones,
me recita poemas y me habla
de sueños e ilusiones que sólo ella sabe.
Me desvela quimeras y me planta en la tierra
(muy honda la raíz) cuando vuelo
demasiado alto. Y que me eleva cuando,
repugnante lombriz ciega,
me arrastro en el subsuelo.
La conozco: no es esquizofrenia,
es mi voz que me habla
para que no me ahogue.
©Santiago Pérez Merlo
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