La mueca

Tienes ganas de llorar
y haces el esfuerzo de reír.
Es patética la mueca que compones
por mucho que la ensayes.
Tu boca está torcida, las arrugas
más marcadas que nunca y parece 

que hasta las canas brillan
reivindicando aromas de ceniza.
Lo peor son los ojos:
esos ojos incapaces

de sostener 
                   la mentira. 

©Santiago Pérez Merlo

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