La cometa

Con los hilos invisibles del aire
que sostienen mis manos,
sin precisar sedal,
veo volar la cometa que se aleja y regresa
haciendo cabriolas en el aire.
Por supuesto la cometa
también es invisible
y la gente susurra murmurando
"pobre loco",
un místico tal vez que mira al cielo
con las manos alzadas.
De pronto, una niña se acerca,
me tira de la manga y me dice al oído
"La veo, no la sueltes:

yo soy esa cometa".

©Santiago Pérez Merlo

2 comentarios:

  1. Dulce, tierno, emotivo. Precioso. Aplausos, aplausos...

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  2. Todos somos esa cometa...Y EL POETA la niña que puede verla..Un poema muy sensible y tierno

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