Indumentaria

No me importa ponerme
la cazadora de ángel del infierno
para montar en triciclo
y si tengo que vestirme de payaso
me basta una nariz roja
para arrancarle una sonrisa a un niño.
No utilizo aletas, gafas ni botellas
para pasear por la Gran Vía
y no me visto de almirante
ni para comulgar ni para navegar
en tus fluidos
(no navego, por otra parte,
en barcos más grandes
que los que se hacen con una servilleta
de papel de los bares).
No me pongo sombrero para dormir con nadie
porque no se sacar, en la cama,
flores de la chistera.
La ropa deportiva y los monos de trabajo
me producen alergia en las mismas proporciones...

Pero sobre todo, no me pidas nunca
que me ponga mocasines
(menos aún sin calcetines)
ni que me disfrace
de dandy o de ejecutivo:
más fácil que una corbata
es ponerme un embudo en la cabeza.
No esperes que me desnude
para tener la ocasión de rechazarme
ni a que me vista de chaqué
para llevarme a los altares.

©Santiago Pérez Merlo

3 comentarios:

  1. Santiago. Es un texto....muy tuyo.
    Leerte es, para mi al menos como, si pudiera verte ,sentirte o comprenderte,..
    Conseguir eso con palabras, en serio lo digo es muy difícil.....
    Eres muy buen escritor. Y lo sabes.
    Enhorabuena. Un abrazo Santiago

    ResponderEliminar
  2. ...lo de los "altares" es muy coplero ...

    ResponderEliminar
  3. Forma muy bella de explicar lo cotidiano.Es lo que te caracteriza....

    ResponderEliminar