impusieron los mercados
las leyes de desahucio
y hoy les toca a ellas
abandonar la casa
que con mimo les había construido.
No sé si llegó a ser un hogar,
pero era confortable y suficiente.
Hoy dormirán al raso, entre cartones
y unos pocos enseres rescatados
de quién sabe qué desvanes
en los que coge polvo la memoria.
Quizá sea el momento de que empiecen de nuevo,
en otra casa mejor amueblada.
©Santiago Pérez Merlo
Precioso y menos truculento...Tal vez en mi influyó la cercanía del momento..Me gusta muchísimo.. porque da cabida a la esperanza..
ResponderEliminarBonito poema, sobrecogedor y agridulce.Muy bien escrito!!!
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