Brillo

No se ve.
No se aprecia a simple vista.
Ni siquiera se descubre siempre
cuando uno prescinde de mirar.
No se puede medir.
No pesa.
No tiene dimensión
pero ocupa un espacio
diminuto e inmenso a la vez
como un exoplaneta
o una muestra de ADN.
No deberías buscarlo ni creer
a quienes aseguran
que alguna vez lo han visto
reflejarse en unos ojos,
mucho menos adentro de un espejo.
Simplemente se sabe cuando está:
a mí me dejó ciego. Y ahora 

puedo ver.

©Santiago Pérez Merlo

1 comentario: