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Está bien, lo confieso
de una vez por todas, lo grito
si es preciso
para que no se quede nadie sin saberlo.
Existe, sí, y es una mujer.
Una mujer por la que vivo,
sueño, muero, despierto,
me alimento y lloro
a veces
y sonrío a menudo.
¿Os habéis enterado?
¿Está claro por fin?

Pues lo más importante, en todo caso,
es que esa mujer
se sonríe a menudo,
llora a veces,
se alimenta, despierta,
muere, sueña y vive
también para mí...

Pero ella aún no lo sabe.

©Santiago Pérez Merlo

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