Conticinio

Incluso el último rescoldo
de brasa que quedaba 
se ha extinguido y no se oye 
ni el leve crepitar de su estertor.
El segundero del reloj de pared
detuvo hace un instante 
también su caminar en la hora indecisa 
de esta noche confusa,
extrañamente larga como un día sin ti.
Las estrellas que otras noches
parecen titilar siguiendo los compases
de una extraterrestre sinfonía 
se han quedado quietas y observando
mi lento caminar por el sendero sin luna.
Sólo un sonido altera
la perfecta quietud en esta hora: 
un latido 
que quisiera salir
del corazón de la tierra.
O del mío.

©Santiago Pérez Merlo

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