Resaca

Es como vomitar al día siguiente.
La náusea incontenible,
el dolor de cabeza y ya sabes
que tienes que expulsarlo, que no aguantas
tanto veneno dentro.
Y salen con la bilis
las mezclas imposibles,
las muchas tonterías que dijiste,
lo no dicho también
-olvidado o escondido en el único pliegue
lúcido del cerebro-.
Después,
el mal sabor de boca, no volverá a ocurrir,
¿haría bien anoche en dar (o no) ese beso?.
Quince, veinte minutos malos
después de tantas horas
acumulando en tu interior
todo eso que ahora
                sale sin más,
tal vez
     una pequeña ayuda
                      de los dedos
rascando el interior de la garganta.


Y luego vomitar: escribir
el poema.

©Santiago Pérez Merlo

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