No concibo peor dolor -lo siento
por mis padres, mis amigos...-
que ver morir a un hijo sin que llegue a
crecer.
Y usted habla de ello, de que se está
curando
poco a poco la pena, que la culpa es peor
porque una madre 
siempre es culpable de todo.
Culpable sobre todo de traernos al mundo
y arrojarnos 
al camino no siempre largo de la muerte.
Usted sólo suspira -hace ya algunos años-
y visita al psicólogo y escribe 
en un cuaderno de tapas amarillas:
la vida, sus ojos azules, la luz,
la oscuridad, un salto en el vacío,
muerte.
Fantasmas de los de verdad
(no es una puta metáfora), de los que no 
se marchan nunca ni nos dejan vivir.
...
La admiro, usted lo sabe.
Y es absurdo pero me revienta
esta falsa
empatía:
por mucho que quisiera, no puedo
ponerme en su lugar. Es demasiado grande 
para mí su sitio...
Intente 
descansar del recuerdo: no culparse, 
trate de no sentir 
lo mismo a todas horas. 
(¿Qué mierda de consejo voy a darle?)
El mejor homenaje a los muertos 
seguramente es
seguir viviendo.
 
Es... emocionante.
ResponderEliminarEnorrrme. Magnífico . En serio potente. Me gustó mucho. Enhorabuena de nuevo. Abrazo Santiago. Poeta
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