que sucia y pisoteada
congela el corazón de algunos hombres.
No derroches el agua
en extinguir incendios
que arden con el odio del mismísimo infierno.
Es vana la labor: ni lodo has de extraer
del pozo que se secó. Una soga sin cubo
pende a veces
del pozo que se secó. Una soga sin cubo
pende a veces
de lo que más parece cadalso que brocal.
Conserva, sí, unos cuantos rayos de sol
y el brillo de la estrella que prefieras.
Y con ellos alumbra
tu propio camino... en un recodo
tal vez veas temblar una luz idéntica a la tuya:
y ese día, juntas, brillarán para siempre
y el brillo de la estrella que prefieras.
Y con ellos alumbra
tu propio camino... en un recodo
tal vez veas temblar una luz idéntica a la tuya:
y ese día, juntas, brillarán para siempre
sin importar la sombra que se cierne alrededor.
©Santiago Pérez Merlo
Impresionante, Santiago!!! Es un poema precioso, impecable, maravilloso. Cada verso encierra toda la poesía que se puede escribir en un verso. Muchos, muchos, muchos aplausos!!
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