La caverna (V)

Si siempre  vuelvo una vez y otra vez
a la caverna, ¿para qué 
me obligáis a salir?
¿Por qué ese empeño en que vea
una luz que nunca veo? 
¿Por qué no puedo estar, sin más,
en la semipenumbra 
a la que mis pupilas se han acostumbrado?
La luz del sol me ciega.
Y la de la luna a veces  me da miedo
-demasiada palidez-.
En mi sombra interior, 
esa que se proyecta en la pared 
que sólo yo distingo,
mis ojos se acomodan.
Y veo.

©Santiago Pérez Merlo

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