a quien echar de menos.
Que no haya nadie que te espere en casa
o que te espere cada día
quien no quieres que te esté esperando.
Tener diez mil amigos
sólo en las redes sociales.
Acumular más libros de los que nunca podrás leer
porque hacen compañía sus lomos de colores.
No saber lo que son
unos auriculares
porque nunca molestan a nadie
tus canciones
o escuchar un reproche cada vez
que desprendes alegría.
Que no se oiga nunca
“familiares de Fulano”
en el altavoz del hospital.
Cocinar para ti solamente
y tirar la comida sin probarla.
Dar de comer
a las palomas del parque
y a los ciempiés de tu espalda
cuando nadie te mira
y todas las palomas están muertas.
Tumbarte en el sofá y comprobar
que incluso el sol decide
que es hora de marcharse.
Y escribir.
Escribir un poema como este.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
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