En la cama

Siempre me han gustado altas,
macizas y robustas,
que uno pueda apoyarse en su regazo
sin clavarse nada.
Reconozco en las delgadas
la belleza de sus formas
y lo bien que le caen algunas telas
o lo mucho que adornan en la cama...
Pero no dejan de ser precisamente un adorno,
algo poco gustoso al tacto y al aliento.
A la hora de dormir, de abrazarlas,
de calmar en ocasiones
la soledad que sienten aunque tú estés cerca,
ese frío que se cuela por el lado 
opuesto de la cama...
A la hora de dormir -decía- 
quiero la consistencia, 
lo rotundo en las formas y huyo 
de las modas y de los consejos 
de médicos y naturistas.
A la mía, por ejemplo, la adoro tal y como es, 
con ciertos altibajos y sus imperfecciones.
Podría decirse que ya estamos hechos 
el uno para el otro...
Y no crean que es fácil 
elegir una almohada.

©Santiago Pérez Merlo

3 comentarios:

  1. Precioso y lo leí completo hasta resolverse el misterio jaja. Asi que bien escrito no, pa morirseee!! Enhoranuena. Abrazos Santiago

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  2. Cuanto ingenio!!!Sorprendente.¡Como juegas con el lector!. Muy inteligente...

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  3. Santiago, me encantan estos poemas con doble sentido y los finales que provocan una sonrisa. Me gusta mucho!

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