pierdo la poca fe
que no me tengo
y por más que me rezo
no me escucho
ni aspiro a ser objeto
de mi propio milagro:
empeñarme en ser yo mismo
y hacerme cada día
a mi imagen y mi semejanza...
Cualquier día malvendo
las manzanas
que aún me dan de comer
y las hojas de parra
que me visten,
me pongo de titanio la costilla
que dicen que me falta
y me voy a pasear
por el Infierno.
Mejor quedate por aquí escribiendo poemas para q quienes te leemos sigamos disfrutando del «paraiso» de tus versos
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