Árbol

Una idea sencilla, una imagen,
una sola palabra
es bastante a menudo
y al menos en mi caso
principio del poema.




A veces desde ahí la palabra se eleva,
busca el cielo o se expande queriendo
convertir su savia
en verdad innegable,
en dogma o en teorema que aplique
a todo cuanto abarca.
Como ramas que buscan
el rayo de sol que alimente
sus hojas y entibie la corteza

que guarda en ocasiones 
la esencia del poema.

Otras veces en cambio
la misma simple idea,
la palabra exclusiva,
la imagen cotidiana
se retuerce y se hunde
hacia dentro del alma del poeta
y lo clava en la tierra
y lo aferra,
socava su sustrato
y al tiempo se alimenta
de todos los detritos,
convierte la basura
en nueva savia nueva y busca
en lo más hondo
la palabra
final
del poema.

©Santiago Pérez Merlo

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