Soledad

Soledad es no saber
si roncas por la noche,
no saber qué decir al dentista
que se interesa por tu bruxismo.
Soledad es no negociar con nadie
la comida del día siguiente
ni escribir interminables listas
de la compra a cuatro manos.
Soledad es contarle tu vida
al primero que te cruzas
porque se te acumula
el silencio en la garganta.
Soledad es que la respuesta
a la vieja máxima del periodismo
-qué cuándo cómo donde-
sea siempre "lo que te da la gana".
Soledad es también
no tener que decir
nunca lo siento
por entrar, por salir,
por dejar la puerta abierta,
entornada o bajo siete llaves
de seguridad
contra las malas compañías.
Soledad no es sólo
que nada de eso importe.
Soledad es que, en el fondo,
todo eso te haga feliz.

©Santiago Pérez Merlo

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