Es verdad. No creo en dios.
Y cada vez menos en la humanidad
-así entendida como ente casi abstracto-.
No creo en el amor universal
-pero sí en el de los hombres-.
No creo en la poesía
ni creo en los poetas
-también en cuanto gremio-.
No creo en las cosas que no veo.
A duras penas creo en mí
-y sólo como efímera materia-.
Creo en tu boca cuando dice mi nombre
-y cuando me besa-.
Creo en las “buenas noches” de mi hija.
Creo en la mirada honesta de mi perro...
Y poco más.
Pero tal vez es suficiente.
Es suficiente...si cada ser humano cree lo que crée el poeta...¿hace falta creér más?En lo póco que parece que crée...se encierra tódo lo creíble. ..🌷🌷
ResponderEliminarTal vez... no me atrevo a decir nada más “tajante” 😉🌼🌼
EliminarOriginal poema, Santiago...no es ser un descreído si crees en las cosaa concretas, pero importantes de la vida; tanto que las hace universales...el amor, tu hija, la fidelidad de tu perro...y seguro que hay más cosas en las quue crées como hombre y como poeta...Aplausos
ResponderEliminarMmmm... Sí... en mis padres, por ejemplo 😉
EliminarMuchas gracias, Gimm