¿Yo también debería escribir
que se acaba el verano,
que se otoñan los versos
y la vida
retorna por los fueros
de la rutina, el tedio
y las obligaciones y septiembre
se convierte en el mes
en el que los poetas
van pisando las hojas
de su propia desidia y repiten,
cansinos,
los pasos que trillaron
el septiembre pasado?
Pues no me da la gana.
Me niego a que el verano
se acabe en el verano y que la vida
me imponga su camino y me lo cierre
de nubes, de días cortos
y de melancolía.
Porque mi sol, amor, cuando sueño contigo,
sale todos los días
y brilla sin que el tiempo
marque mis estaciones.
©Santiago Pérez Merlo
Muy bonito,transmite todo lo contrario a la posible tristeza o decadencia del otoño...en otoño también sale el sol, sobre todo si el sol está dentro de uno mismo...Aplausos..
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