Todo es miedo

Todas las religiones se alimentan del miedo.
El odio al diferente es miedo.
La guerra entre los hombres
la enardece el miedo.
La culpa que sentimos
es miedo.
Las vendas que ponemos
a las propias heridas
y a las de nuestros hijos
son nada más que miedo.
Miedo, miedo atávico al dolor,
a sufrir y a que sufran. Miedo
a volar demasiado alto
y que sea más dura la caída.
Miedo al amor. Y al desamor.
Y miedo a la rutina y miedo a la sorpresa.
Miedo a necesitar
la presencia de otro como aire
porque eso nos vuelve
débiles, vulnerables...
Y el débil tiene miedo.
Es el miedo el demiurgo
que gobierna la vida de los hombres.
El amor es un digno rival, no cabe duda...

Pero no es suficiente.

©Santiago Pérez Merlo
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