Mi isla

Sin fuerza, derrotado, 
exangüe como el náufrago que ve alejarse la orilla 
y bracea con fuerza insuficiente
mientras el mar le arrastra.
Cada día, un nuevo desafío;
cada noche, un desaliento
tras el éxito fugaz de una palabra oída
y otra pronunciada.

Y vuelta a navegar contracorriente,
contra ríos y mares que no alcanzas
a entender,
ahogándote en tu propia incomprensión,
tragando litros de sol y agua salada.
Te aferras a un tablón
y resulta ser hierro en tus manos
porque eres tú quien lastra
tu propia oscuridad.
Y a fin de cuentas ¿dónde?, 
¿en qué lugar de este océano salvaje,
inhumano y cansado, sucio
que es el mundo
está mi isla?

©Santiago Pérez Merlo

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