y no es que tenga miedo a la espesura.
Él vino de ese bosque y ya escuchó
todas las canciones de todas las hojas,
todas las percusiones de todas las ramas,
y todos los susurros de la hierba.
Ese hombre camina por la orilla del bosque
y aprieta en su bolsillo, como único tesoro,
una llave encontrada junto a un corazón
que despertaba un día que amaneció lluvioso.
Ese hombre probó, dentro del bosque,
las cerraduras de todas las cuevas,
los candados ocultos en la corteza
de los árboles más altos,
las cadenas de los pozos que encontraba
y las madrigueras de las que vio salir
conejos presurosos con reloj de bolsillo.
Ninguna de esas puertas se acoplaba a su llave
y un día -quizá fue justo ayer... hoy mismo-
descubrió que el pequeño llavín sólo abre
una nube que espera a la orilla del bosque.
©Santiago Pérez Merlo
Que bonito,Santiago!!!Me encanta...y esa llave es tan simbólica,puede abrir tantas puertas...Aplausos, aplausos,aplausos.
ResponderEliminarSólo importa saber que esconde esa nube que espera a la orilla del bosque...Precioso poema.!
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