Otra vez,
innumerablemente
más estrellas que en Madrid.
Otra vez,
el alegre crepitar
del fuego acompañando
las horas de vigilia.
Otra vez,
el camino tantas noches recorrido
con la sola presencia de la luna.
Otra vez,
la familia, las risas
infantiles, las tertulias.
Otra vez,
despertar con los trinos de las aves
y el trajín del desayuno
para siete.
Es todo tan distinto a estar en casa...
Todo, salvo echarte de menos:
hay cosas que no cambian.
©Santiago Pérez Merlo
Que bonito, Santiago!!! Muyyyy entrañable, muy emotivo. Tan realista y tan poético.
ResponderEliminarExtrañamos ese pasadpasado,Que sin embargo,sin el no seríamos quienes somos.Precioso poema
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