Aitana por azar

Cruzo despreocupado cuando suena el claxon.
Busco con la mirada sin dejar de caminar.
Y veo el coche rojo y a tu madre.
Y a ti, mucho más pequeña, aunque ya eres
"mayor" para viajar de copiloto.
Y saludas y saludo y tu sonrisa
iluminada y enorme
como siempre que nos vemos
cuando no estaba previsto
es lo mejor de la tarde. Lo mejor de muchas tardes.
Esa sonrisa, esa exacta de los días imprevistos,
vale todos los poemas de la Literatura Universal...
E igual me quedo corto.

©Santiago Pérez Merlo

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