¿Por qué mentir? ¿Para qué
ponerse una máscara tras otra
y ocultar, ocultarnos,
quiénes somos?
¿Por qué llorar si se quiere reír?
¿Por qué fingir amor u odio,
indiferencia,
si se siente lo contrario?
Creemos que así
protegemos nuestra piel,
nuestro rostro,
nuestra débil osamenta.
Y cortamos las alas
que nunca tuvimos,
por mucho que soñáramos volar.
Y, así, quedamos a la intemperie.
Al albur de las fuerzas
que no dominamos:
y así morimos.
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