Hay días que la vida se conjura
para pintar de gris como un Rey Midas de “todo a un euro” lo que tocas.
Los gorriones graznan, los gatos
en la calle se pelean
por el último plato de leche
que les dejó la pobre viuda loca
a la que, hoy, volvieron a llevarse en ambulancia.
Y los ordenadores se estropean
y las cuentas no cuadran
y no acaba de irse ese molesto
dolor en el oído...
La vida hay días en que se conjura
para que se haga enormemente complicado
vivir sin más, como si tal cosa.
Pero a pesar de todo hay que vivirla
y dar gracias a dios por estar vivo.
Y ensayar la mejor de las sonrisas
-aunque llores por dentro
como el viejo payaso que vuelve
irremisiblemente a mis poemas-
para que esa niña de la trenza
y esa otra que viene por detrás
junto a una mujer que la lleva de la mano
sonrían, sean felices...
E iluminen con su risa tu día gris.
©Santiago Pérez Merlo
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