Los mejores poemas son
los únicos honestos, los que no
se escriben porque esconden
sentimientos que no se desvelan:
lo que se piensa pero no se muestra
por miedo a la herida
-propia o ajena-, por miedo
a una verdad
que se prefiere de momento oculta.
Porque a veces el daño
espera agazapado en la palabra
que uno no dice pero el otro espera;
en el gesto, la caricia
que se hace o no se hace.
Ahí en el silencio, en la quietud
deben quedar, callados,
los poemas.
Y si el poeta calla, con quien puede llorar la vida ?
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