Madrugadas

Hasta que te acostumbras y tal vez
incluso llegas a odiarla
la madrugada tiene 
un aroma de infancia, 
de coche cargado y largo viaje.
Y tiene también color de juventud,
de volver a casa 
con el sabor quizá de un beso reciente. 
La madrugada suena 
a oídos taponados, 
a manguera regando los jardines
y huele a hora confusa y tierra.

Descubrir de nuevo,
después de tantos años,
que se inaugura el día
con el mismo sueño que tuviste anoche,
la vigilia de la hora incierta…
Estos días, cada mañana es 
el preludio del mediodía que anhelo, 
de la noche tanto tiempo soñada;
el sol brilla solo para mí,
mientras espero compartir contigo
este ya conocido pero nuevo amanecer.

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