Aprendizajes

Se aprende a decir te quiero,
pero hay que aprender
también a escucharlo.
Se aprende a extrañar a quienes, 
del modo que sea, 
no están ya más entre nosotros. 
Se aprende a desear -no: no es innato-
y a eludir el deseo. 
Se aprende 
que “tu rostro mañana” (*), ni el mío,
ni el de nadie 
tiene por qué parecerse al de hoy;
ni ser diferente: ¿quién 
sabe con certeza cuál será?
Pero hay también 
que desaprender algunas cosas: 
un te quiero no siempre es necesario,
una caricia no es siempre un cuidado… 
Un deseo de ayer, 
un te echo de menos de mañana 
es a veces 
mejor que una promesa. 
Siempre aprendemos mal
los tiempos verbales. 
No hemos desaprendido apenas nada. 
Y no se puede aprender sin olvidar. 

(*) Gracias, Javier Marías; gracias, William Shakespeare. Siempre.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, “Anónimo”… solo una persona (muy especial, por cierto) me llama “Sr. Merlo”, pero mantendremos el secreto 🙊😅😂🥰🥰

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