No las busqué,
pero me he acostumbrado.
La oscuridad me alivia
de la férrea blancura de la luz
que dañaba mis ojos.
La soledad me libera
del ruido ensordecedor
de la ciega muchedumbre.
Como un cazador solitario,
un bucanero proscrito
que huye de cada isla
cuando cae la noche,
me muevo entre las sombras.
Aprecio la luna nueva
por encima de la llena inmisericorde.
Sólo una estrella lejana me vigila
y también busca el cobijo de las nubes
cuando alguien se acerca.
Nadie sabe quién soy.
Lentamente, incluso yo
me voy olvidando de mí mismo.
pero me he acostumbrado.
La oscuridad me alivia
de la férrea blancura de la luz
que dañaba mis ojos.
La soledad me libera
del ruido ensordecedor
de la ciega muchedumbre.
Como un cazador solitario,
un bucanero proscrito
que huye de cada isla
cuando cae la noche,
me muevo entre las sombras.
Aprecio la luna nueva
por encima de la llena inmisericorde.
Sólo una estrella lejana me vigila
y también busca el cobijo de las nubes
cuando alguien se acerca.
Nadie sabe quién soy.
Lentamente, incluso yo
me voy olvidando de mí mismo.
https://youtu.be/8lawDHLB82I
ResponderEliminarPara encontrarse,nada mejor que olvidarse de uno mismo.Un maravilloso poema,que hará que quien lo lea,no se olvide del poeta.
ResponderEliminarNo sé yo si quiero encontrarme más allá de lo que ya he visto... y mejor que no, que no me recuerden, que no vale la pena.
EliminarPero gracias, Sra Diez 🤗🥰