Fábula

Equivoqué el sendero,
seguí al zorro sin verme
en el espejo y sin saber
que yo era gallina
y que ese camino
tenía ya los dientes afilados.
Retrocedí por suerte en un descuido
y encontré este escondite.
Las raposas aún ríen ahí afuera
esperando que salga.
Se morirán de hambre antes que yo.
Si algo sobra en el mundo son gusanos.

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