Plagas

Una sirena más 
ha sido hallada muerta en el Egeo
tras aparente suicidio:
alguien ha vuelto a escribir
un poema sobre el mar 
e Itaca está abarrotada.
Otro gnomo muerto
pende colgando de un árbol:
alguien ha vuelto a escribir 
un poema sobre el bosque
y se ha perdido en su frondosidad.
Otro duende del hogar 
se ha quemado a lo bonzo 
en una chimenea 
cuyas brasas y rescoldos inspiraron 
un poemario completo 
plagado de endecasílabos.
Una resma de camellos en las dunas,
varias decenas de estrellas
y diez o doce hadas en un lago…
Todos muertos porque dicen
que la poesía está viva.
Pero nadie se ha parado a valorar 
cuál es el precio.

(Yo, por mi parte, 
me declaro culpable y solicito 
conmutar pena de muerte 
por destierro
hacia los tratados de trigonometría)

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