Órganos

Si me quisieras con el corazón,
¿cómo podría negarlo la cabeza? 
¿Podría razonar hasta tal punto 
que todo lo ignorase, 
que fuera capaz 
de desoír los latidos y acallar la danza 
de la música de las estrellas?
Tal vez pudiera: hay cabezas muy tenaces.

¿Y podría el corazón 
ignorar al pensamiento que le grita:
¡no dejes que se vaya!, ¡ella era!?
Tal vez pudiera: hay corazones muy duros.

Por eso yo elegí
amarte con la piel: recuerda
que es el órgano más grande y que no hay 
cerebro o corazón que se resistan
al escalofrío de una caricia a tiempo…
O al dolor de un cuchillo cuando rasga.

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