He pensado serte infiel:
meterme en otra cama, acariciar
con mis manos otra piel,
besar otras espaldas, otros labios.
Al fin y al cabo,
¿qué serían dos cuerpos sudorosos,
atrapados, si la mente
iba a estar en otra parte?
He pensado serte infiel:
sacarte de mi cabeza y soñar
que me uno a otras almas;
anudar mi pensamiento
a alguien que no fueras tú...
Al fin y al cabo,
¿qué serían dos espíritus errantes
en algún universo paralelo
si sus dedos no se rozan?
Lo he pensado.
Y no puedo.
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