Quid pro quo

Jamás obligué a alguien 
a estar donde no quiso.
Siempre tuve las puertas abiertas.
Nunca pedí a nadie nada 
que yo mismo no pudiera dar.
Seguramente he dado 
todo cuanto he podido.
Seguramente, a veces, haya sido insuficiente.
Seguramente, a veces, haya sido de más.
Pero es lo que soy: 
sin rima, sin embustes y sin trampantojos.
Seguramente, el error sea mío.
Pero se me hizo tarde para morir joven.
Se me hizo tarde la noche 
para cambiar el color
de otro amanecer.


2 comentarios:

  1. Núnca es tarde para el corazón..Sr.Merlo...núnca..Y el color del amanecer..lo cambia el amor...como casi tódo..🌷🌷🌷

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